martes, 21 de febrero de 2017

EL NACIMIENTO DEL PUEBLO DE DIOS


Cuando Dios comenzó a trabajar con Abram (su nombre fue cambiado después a Abraham), Dios le dio una orden y una promesa increíble. La orden fue: “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré” (Génesis 12:1). 
Dios hizo a Abraham 3 promesa que poco a poco fue cumpliendo: 

Las tres promesas se cumplirán en tres alianzas posteriores que marcarán, un momento decisivo en la historia de la salvación. 

-La promesa de una tierra y una nación se cumplirá en la alianza con Moisés.

- La promesa de un reino y un nombre se cumplirá en la alianza con David

-La promesa de una bendición para las naciones se cumplirá en Jesucristo.


¿Quién fue Abraham?

Abraham es un personaje muy importante en nuestras historias.  Estas historias que estamos contando y que sacamos de la Biblia. Abraham vivía con su esposa y sus familiares en una ciudad llamada Ur.  Allí estaba cómodo y vivía muy bien. Pero un día Dios le habló a Abraham y le dijo algo que lo sorprendió:  Deja tu casa, deja tu ciudad y sal para una tierra que Yo te indicaré. 

Pues recogió todas sus cosas y se despidió de todos.  Tomó a Sara, su esposa, y a un sobrino que era huérfano, llamado Lot.  Abraham y Sara no tenían hijos. Se llevó también a sus sirvientes y sus ganados.  Llevaban camellos para cargar el equipaje y para viajar ellos.  Llevaban también corderos y ovejas.   Y llevaban tiendas de campaña para acampar en los campos por donde viajarían.

Partieron para un viaje que iba a durar mucho tiempo.

Porque él confiaba totalmente en Dios.  El creía que si Dios le pedía eso, sería porque eso era lo mejor para él y su familia. Y confiado en Dios, partió a un sitio que ni siquiera sabía dónde quedaba, ni como se llamaba.  Estaba confiando que Dios se lo iba a indicar, como le había prometido.Caminaban por tierras desconocidas, tomaban agua de los pozos que conseguían y acampaban en los sitios donde había agua y donde había pasto para los ganados.Un día llegaron a la tierra de Canaán.  Canaán era una tierra linda y fértil. 
 Y allí se detuvieron porque Dios volvió a hablarle a Abraham y dijo:

Mira esta tierra.  Te la voy a dar a ti y a todos tus descendientes. 

 Y Abraham pensaba:  pero si yo no tengo hijos…

Y Dios seguía hablándole:  

Serás padre de muchísima gente, de un gran pueblo.  Yo seré el Dios de ustedes, y ustedes serán mi Pueblo.

Abraham pensaría:  bueno, esto es raro, pero para Dios no hay nada imposible.  Y así seguía confiando en Dios. Ahora que Dios le había prometido que sería padre de mucha gente,  Abraham y Sara querían tener un hijo. Pero pasaba el tiempo y nada que venía el hijo.  Abraham y Sara eran ya muy viejos. 
Un día Abraham le dijo a Dios:  ya soy viejo y Sara también. Cuando muera mis sirvientes serán los que heredarán mis cosas.

Y Dios le dijo: 

Ven afuera a ver las estrellas.  ¿Puedes contar las estrellas?

Abraham se quedó callado sin poder contar las estrellas.  Y Dios continuó:

Te prometo que vas a tener una descendencia más numerosa que las estrellas del cielo



Dios promete un hijo a Abraham y Sara


ISAAC

Bueno, aunque aquello parecía imposible, Abraham seguía confiando, porque sabía que Dios estaba con él. Dios estaba contento, muy contento con Abraham, porque confiaba en El. Estaba Abraham en la entrada de su tienda y Sara estaba dentro de la tienda.  Y se presentaron a la tienda de Abraham tres hombres. Abraham se sorprendió de esa visita, porque en esa tierra tan despoblada, era muy raro que vinieran visitantes


Entonces Abraham los atendió muy bien.  Le pidió a Sara que preparara una buena comida.  Sara horneó pan y mataron un ternero para comer.

¿Dónde está Sara?, dijo uno de ellos.  

Abraham contestó que estaba adentro en la tienda.

Entonces uno de ellos le dijo esto:  Antes de un año, Sara tendrá un hijo.

Sara, que estaba dentro de la tienda, pero podía oír lo que decían, se río, pensando que eso era imposible.

¡Es que Sara ya tenía 90 años y Abraham tenía 100 años!!!  En esa época la gente vivía muchísimo más que ahora.  Pero la verdad es que ya estaban bien viejos para tener bebés.

Uno de los visitantes dijo:  ¿Y por qué Sara se ríe?  Sara se apenó y pretendió decir que ella no se había reído.

El visitante continuó:  Nada es imposible para Dios.


Enseguida que dijeron que para Dios no hay nada imposible, Abraham se dio cuenta que esos visitantes eran enviados de Dios.  Y que lo que habían prometido se iba a cumplir.

Dijo Dios a Abraham: “Guarda mi alianza, tú y tus descendientes después de ti, de generación en generación. Esta es mi alianza contigo y con tu raza después de ti, que ustedes deberán guardar: todo varón entre ustedes será circuncidado. Ustedes cortarán el prepucio y esta será la señal de la alianza entre yo y ustedes. En adelante y para siempre, todo varón entre ustedes deberá ser circuncidado a los ocho días después de su nacimiento… esta alianza mía grabada en la carne de ustedes es una alianza perpetua… (Gn 17,9-13).


Abraham se tomará en serio la promesa de Dios. Ese mismo día se hizo circuncidar e hizo circuncidar a todos los varones de su familia, incluyendo a Ismael que tenía 13 años. La circuncisión a los trece años era la costumbre egipcia. Los israelitas que oyeran esta historia entenderían que Ismael, el hijo de la esclava concubina, no era un israelita sino un extranjero (en otras palabras, que la promesa hecha a Abraham no habría de cumplirse por medio de Ismael.



Destruccion de Sodoma y Gomorra



Dos pueblos llenos de mucha maldad llamados Sodoma y Gomorra fueron destruidos completamente por Dios. Génesis 19.

Abraham caminaba con Lot pero un día ellos tuvieron que separarse entonces Lot habitó en Sodoma, y se le aparecieron dos ángeles a los cuales Lot recibió muy bien y les dijo que se quedaran en su casa que él les haría un rico banquete, pero antes que se acostaran los hombres de esa ciudad rodearon su casa y preguntaban por los hombres que habían llegado a la casa de Lot.




Entonces salió Lot y les dijo que no les hicieran nada que él tenía dos hijas y que se las hiba a entregar pero ellos no querían eso, empezaron actuar violentamente y querían botar la puerta, pero los ángeles que estaban adentro metieron a Lot y  puso ciegos a todos los hombres que estaban afuera.


Entonces estos dos ángeles le dijeron a Lot que tomara a su esposa y sus hijas y que salieran de esa ciudad porque hiba a ser destruida, saliendo rápidamente de la ciudad también le dieron la orden a Lot que escapara por su vida pero que no mirara atrás, y Lot escapó hasta una pequeña ciudad llamada Zoar.
  

Vino Dios e hizo llover sobre Sodoma y Gomorra fuego, pero la esposa de Lot no obedeció y miró atrás en ese mismo instante se convirtió en una estatua de sal. Pero luego Lot temió quedarse en Zoar y se fue a una cueva junto con sus dos hijas. Esta historia nos enseña que Dios siempre protegerá de todo mal a sus hijos, como niños debemos creer que él siempre nos cuidara a nosotros, nuestra familia y nuestro hogar, para eso debemos orarle pidiéndole protección.



Dios pide de sacrificio a Isaac.



Que tuvo su bebé nueve meses después de esa visita misteriosa.   Se cumplió lo que los visitantes habían prometido. Isaac  su significado es Risa.  Alegría, porque Sara se rió y porque Isaac era un bebé lindo y muy querido, que vino a alegrar la casa de Abraham y Sara.

Sucedió algo impresionante. Dios volvió a hablarle a Abraham:  
Quiero que tomes a tu hijo Isaac, a tu hijo muy querido y que me lo ofrezcas en sacrificio.

¿Qué!!!  pensó Abraham.  El hijo que me prometiste y ahora me lo pides!  ¡Qué cosa más inesperada!  Y ¡qué cosa más dolorosa!

Este hombre bueno siguió confiando en Dios y haciendo todo lo que le pedía hacer. Aunque esto no calzaba con la promesa de Dios de tener una gran descendencia y, aunque esto le doliera tantísimo, Abraham siguió obedeciendo a Dios. Abraham sabía que eso era lo que debía hacer y que Dios arreglaría las cosas
Abraham iba tristísimo.  Isaac estaba extrañado, porque su papá le dijo que iban a ofrecer un sacrificio, pero no llevaban ni oveja ni cordero para el sacrificio.  Llevaban la leña y el cuchillo, pero faltaba el animal.


Isaac le preguntó a Abraham: 

 ¿y dónde está el animal para el sacrificio?  Abraham le dijo a su hijo:  Dios lo proveerá.

Abraham puso a Isaac sobre la leña y levantó el cuchillo para sacrificarlo….!!!

Pero un Ángel le sostuvo la mano a Abraham para que no matara a su hijo Isaac.  Y le dijo:

 No lo sacrifiques.  Ahora  sé que amas más a Dios que a tu hijo.

Imagínense la impresión de Abraham y de Isaac.  Y ¡qué alivio tuvieron!  Dios los había probado y              Abraham mostró que Dios es lo más importante, más importante que su propio hijo.
Dios estaba muy contento con Abraham. 

Abraham volteó y vio un carnero enredado entre la maleza.  Era el animal para el sacrificio.
Recuerden que Abraham le había dicho a Isaac:  Dios proveerá el animal para el sacrificio.  Y así                  fue.

Abraham mató al carnero y lo ofreció en sacrificio a Dios.



Juro por mí mismo, -palabra de Yavé- que, ya que has hecho esto y no me has negado a tu hijo, al               único que tienes, te colmaré de bendiciones y multiplicaré tanto tus descendientes que serán tan                   numerosos como las estrellas del cielo o como las arenas que hay a orillas del mar. Y porque has              obedecido a mi voz, todos los pueblos de la tierra serán bendecidos a través de tu descendencia 
(Gn 16-18).

Y bien, pasada la escena del sacrificio, llegado el momento adecuado, Isaac debería casarse. Aunque Abraham se había establecido permanentemente en Canaán, era ahí un extranjero. Vivía entre gentes que tenían costumbres distintas. Que tenían acento distinto y adoraban a distintos dioses. Si Dios había prometido aquella tierra a sus descendientes, sería terrible que cayeran en la idolatría de los cananeos. Esto es lo que le podía pasar a Isaac si se casaba con alguna mujer del lugar.
Todas las promesas de Dios deberían cumplirse en Isaac. Abraham pensó que la única forma de preservar a Isaac de la idolatría, era mantenerlo separado de los cananeos. Por eso pidió a su siervo de más confianza que fuera a Mesopotamia, donde vivían aún parientes[5]. Así pues, parte el sirviente en busca de esposa para Isaac (Gn 24) hacia la ciudad de Najor, en el país de Arán. Había pedido a Dios una señal para escoger la mujer adecuada a Isaac. Dios le proporciona dicha señal. Es así como llega a casa de Batuel, hijo de Najor, donde, iluminado por Dios, escoge por esposa de Isaac a Rebeca, Hija de Batuel.
Rebeca dará a Isaac dos hijos Jacob y Esaú


Jacob y el nacimiento de el pueblo de Dios


Recuerdas la historia de Abraham y Sarah? Algo que deberías saber sobre Abraham es que Dios hizo el pacto (o la promesa) de que tendría muchos hijos, que comenzaría muchas naciones, y lo más importante:  que Dios estaría con él y con todas estas naciones.  Esta promesa la heredarían todos los primogénitos por muchos años.

Dios hizo lo que prometió y Abraham tuvo un hijo llamado Isaac.  Lo genial es que esta historia es acerca de Isaac, quien ya creció y está casado con una dama llamada Rebeca.
Rebeca tampoco pudo tener hijos pero Isaac había aprendido de su padre que si oraba a Dios, este podría escuchar su plegaria.  En efecto, Dios respondió a las oraciones de Isaac y su esposa quedó embarazada, ¡y no sólo de un bebé, sino de gemelos!

Rebeca sintió lo mismo que sienten todas las mamás cuando van a tener un bebé.  Solo que sintió que sus bebés se movían tanto que preguntó a Dios:  "¿por qué me pasa esto?"
Estaba preocupada por la forma como se movían dentro de ella.  Dios le respondió diciendo:  "Tus hijos son muy diferentes el uno del otro, uno de ellos será el líder de un grupo de personas que es más fuerte que el otro y el hijo mayor servirá al menor."
Esto era extraño porque usualmente si eres el hijo mayor en la familia, el hermano o hermana menores los admiran y quieren hacer lo que el mayor hace.  Pero en este caso el hermano mayor trabajaría para el menor.
Cuando los gemelos nacieron, el primer hijo, es decir el mayor, recibió por nombre Esaú.  Es fácil de recordar porque se veía enrojecido y peludo por todas partes.  Justo detrás de él vino su hermano menor Jacob.
A medida que los niños crecían, disfrutaban haciendo cosas diferentes.  Esaú era bueno para cazar y disfrutaba haciendo cosas afuera y a Jacob le gustaba quedarse en casa y hacer cosas solo.
Como Jacob se quedaba tanto en casa, aprendió a cocinar con su mamá.  Un día preparó un poco de su delicioso estofado que les gustaba a todos.  Esaú había salido a cazar temprano en la mañana y estaba muy hambriento.  Tan hambriento que podía oler el estofado desde la distancia.
Tan pronto como Esaú llegó a casa preguntó a Jacob, "Pronto, dame un poco de tu estofado, ¡me muero de hambre!"  Jacob contestó, "primero dame tus derechos de primogénito."
¡Espera un minuto!  Tal vez te estés preguntando que son los derechos de primogénito… la familia de Jacob y Esaú creía que el hijo mayor debería recibir el doble de todas las cosas que dejaran cuando murieran (estos eran los derechos de primogénito).  Cosas como el dinero y la granja con todos los animales.
Así que cuando Jacob le pidió a Esaú su derecho de primogénito, Esaú debería haber dicho:  "¡De ninguna manera!  Es algo especial para mí y debo usarlo porque todo regalo que recibo es un regalo de Dios."
En lugar de eso, Esaú solo podía pensar en lo hambriento que estaba y dijo:  "Sí, puedes tener mi derecho de primogénito, solo dame un poco de comida porque me muero de hambre."
Esaú hizo mal al escoger la comida por encima de su derecho de primogénito.  Tomó una decisión que no podía cambiar y decepcionó a Dios al no ver la importancia de su regalo especial que recibiría en el futuro, y al escoger en su lugar algo tan tonto como un plato de sopa.


La historia no termina aquí.  La siguiente parte de esta historia es sobre Jacob y las malas decisiones que toma.

Isaac estaba envejeciendo y ya no podía ver. Quería darle a su hijo mayor Esaú, su favorito, su bendición antes de morir.  Esta bendición era la promesa especial que había hecho Dios a su abuelo Abraham, y luego a su padre Isaac.

Isaac disfrutaba de la comida que cazaba Esaú.  Así que le dijo a Esaú que fuera a cazar y que preparara una comida especial para él, y que luego le daría la bendición. Rebeca oyó por accidente a Isaac cuando le hablaba a Esaú y corrió a decirle a su hijo favorito Jacob.  Ella dijo a Jacob, "Tu padre está a punto de darle la bendición a Esaú y yo quiero que tú la recibas en lugar de él.  Debes ir y traerme dos de nuestras cabras, yo las prepararé de la forma en que le gusta a Isaac.  Luego tu puedes llevárselas y el te dará a ti la bendición."
Jacob respondió, "Pero, madre, Esaú es un hombre peludo.  ¿Qué pasa si papá me toca y se da cuenta de que lo estoy engañando?"

Su madre le dijo, "No te preocupes, puedes vestir las ropas de Esaú y pondremos el pelo de la cabra en tus manos y cuello y así nunca lo sabrá."

Así lo hicieron y Jacob fue a ver a su padre, fingiendo ser Esaú.
"Hola, papá", dijo Jacob.

"Hola, ¿Quién eres?" preguntó su padre.

"Soy yo, Esaú.  Te he traído la comida que querías, y ahora me puedes dar mi bendición." Mintió Jacob.
"Acércate para tocarte y saber que eres realmente mi hijo mayor Esaú, dijo su padre.

Así que Jacob se acercó a Isaac y este sintió sus manos y dijo:  "Tu voz es como la de Jacob pero tus manos son como las de Esaú.  ¿Eres realmente Esaú?"

Y Jacob decidió mentir nuevamente:  "Lo soy."

Así que Isaac comió y cuando terminó dijo:  "ven y dame un beso." Cuando Jacob fue a besarlo, Isaac olió las ropas que vestía, solo para asegurarse de que oliera como Esaú. Como Jacob estaba vistiendo las ropas de Esaú, su padre creyó que estaba con Esaú y dio la bendición a Jacob.
Tan pronto como Jacob había terminado de recibir la bendición, creyó haber oído que Esaú se acercaba, así que se escabulló rápidamente por la parte de atrás de la tienda. Y apenas se estaba alejando cuando Esaú entró a la tienda con la comida que había preparado para su padre.
Su padre preguntó, "¿Quién eres?"
"Soy yo, tu hijo Esaú.  Estoy aquí para recibir mi bendición," dijo Esaú confundido.
"Acabo de darte tu bendición."  Entonces Isaac comenzó a darse cuenta de que había sido engañado, tal como lo había pensado.  Esaú comenzó a llorar y a gritar:  "¡Bendíceme a mi también, padre!"
"Ya no quedan más bendiciones", dijo su padre tristemente.
Esaú estaba muy disgustado con su hermano Jacob por lo que había hecho, así que Jacob tuvo que huir para ponerse a salvo.

Después de que Jacob huyó, fue engañado, tal como había engañado a su padre.  Tuvo que esperar siete años antes de poder estar con la mujer con la que quería casarse, ¡y luego fue engañado con la mujer equivocada!

EL PUEBLO DE ISRAEL



Dios le dio a Jacob un nuevo nombre, al igual que a Abraham. Lucho contra el Ángel del Señor y salió victorioso (Gn 32, 10-13). El ángel le bendijo y le dio un nuevo nombre: Israel[6] o sea, “fuerza de Dios” (Biblia Latinoamérica, 158ª ed.). Según Flavio Josefo[7], fue llamado Israel porque había resistido contra el ángel. Israel significa, “el que luchó con el ángel divino”. Jacob salió vencedor porque Dios quiso ser condescendiente con sus súplicas (Gn 32, 12-14). Jacob ha luchado a brazo partido con el mismo Dios, y que ha salido del encuentro mermado físicamente pero robustecido con la bendición divina, que Yahvé el Dios de los padres le ha concedido, pero tras una lucha a muerte. Ahora Jacob puede afrontar el encuentro con Esaú. Quien ha sido fuerte con Dios, con mayor razón lo será con los hombres. 
La historia de Esaú y Jacob toca a su fin. Tras el fraudulento robo de la bendición paterna, Jacob ha tenido que huir de la ira de Esaú. Refugiado en casa de Labán en Mesopotamia, se ha casado y ha tenido sus hijos y se ha enriquecido (cap. 27), (caps. 28-30). Pero tiene que volver. Esta vuelta encerraba dos problemas: primero, el de escapar de Labán, lo que se consigue en el cap. 31; segundo, el de encontrarse con su hermano Esaú. Jacob prepara cuidadosamente este encuentro, enviando por delante mensajeros y espléndidos regalos, y dividiendo su gente en dos caravanas (cap. 33). Lo que realmente sucedió se cuenta en este capítulo: o es que Esaú acepta las muestras de arrepentimiento de Jacob, o no se acuerda de la fechoría de su hermano -que estaba tan presente en el recuerdo de éste-, o no le da importancia. Al fin y al cabo, aunque ha tenido que morar, según la bendición/maldición de su padre, lejos de la tierra fértil de Canaán, y ha tenido que vivir de la espada (27,39-40), es rico y poderoso. A la vista está que la bendición del padre no ha sido tan determinante de los destinos como todos pensaban. Después de este encuentro, Dios se le aparecerá de nuevo a Jacob mientras regresaba de Padán-Aram y lo bendijo nuevamente, reiterándole las promesas hechas a Abraham (Gn 35, 9,13).




JOSÉ

HISTORIA DE JOSÉ Y SUS HERMANOS



Eran hijos de Jacob, que era hijo de Isaac.  O sea que Jacob era nieto de Abraham.
¡Y Jacob tuvo 12 hijos! .Dios va cumpliendo su promesa a Abraham de que sería padre de muchos.

Resulta que los 10 hermanos mayores que José tenían muchos celos de José, porque José le decía a su papá las cosas malas que hacían los hermanos mayores.

Pero, además, José tenía sueños en los que veía que él iba a ser más importante que sus hermanos mayores e iba a estar por encima de ellos.  Esto les daba mucha rabia y envidia a los hermanos de José. Había algo más:  Jacob le había regalado a José una túnica de todos colores.   Y a los mayores le daba muchos celos que fuera José el dueño de esa bella túnica.


 Un día los hermanos mayores no regresaban de sus tareas en el campo.  ¿Qué le mandó a hacer Jacob a José?

Jacob mandó a José a buscar a sus hermanos a ver si no les había sucedido nada y a llevarles comida.  José salió a hacer lo que su papá le ordenó.

Los hermanos pudieron reconocer a José cuando estaba aún lejos, porque él venía con la túnica de muchos colores que le había dado su papá.


Llenos de envidia y de rabia hacia José, uno de ellos propuso matarlo.  ¡Qué horror!  Matar a su hermanito por envidia!
El mayor de todos le pareció que no debían matarlo.  Y se les dio la idea de lanzarlo en un pozo hondo que estaba seco para vengarse de él.
Otros dos hermanos lo agarraron, le quitaron la túnica de colores y lo lanzaron al pozo.

José no podía escapar del pozo, porque las paredes eran muy resbalosas.   Pidió auxilio, pero no le hicieron caso.  Entonces se quedó ahí quieto.  ¿Qué más le quedaba?
Los hermanos se sentaron a comer la comida que José les había traído.
Mientras comían, pasó por ese lugar una caravana de comerciantes que iban en camellos.  Esa gente iba para Egipto a vender sus mercancías.  Egipto era el país más rico de ese momento.  Por eso iban para allá estos vendedores.
Otro de los hermanos, que no quería matar a José, se le ocurrió la idea de vender a José como esclavo a esos mercaderes.  Y así, no sólo salieron de José, sino que sacaron dinero en la venta de su hermano.
No.  Hubo otro hermano que la llenó de sangre de animales.
Ya van a ver…
Regresaron los hermanos a casa de Jacob, que estaba con Benjamín, el menor de todos, y le dijeron al papá que habían encontrado esa túnica ensangrentada.
Jacob se creyó esta horrible y cruel mentira.  Y pensó que un animal salvaje se había comido a su hijo José
Pensó que su hijo había muerto y lo lloró mucho, porque no lo iba a volver a ver más nunca.



José era llevado como esclavo a Egipto.  Pero Dios estaba con él.  Ya vamos a ver …
Al llegar a Egipto, estos comerciantes vendieron su mercancía y vendieron también a José como esclavo.
Lo compró Putifar, que era un guerrero muy importante que servía a quien mandaba allí, que era el Faraón de Egipto.



El pobre José seguía teniendo problemas.  La mujer de Putifar le tenía rabia también y lo mandó a poner en la cárcel injustamente.
Pero, no se preocupen, que Dios estaba con José.  Ya verán…


José conoció dentro de la cárcel a dos personajes importantes que una noche tuvieron cada uno un sueño.  Le contaron a José sus sueños, y José les dijo que Dios podía explicar el significado de los sueños.

José oyó los sueños y Dios lo ayudó para explicarles el significado de los sueños de los dos hombres.  Y lo que José les dijo se le cumplió a cada uno.  ¡Claro!  Si era Dios que le había dado la explicación a José.

Uno de los sueños significaba que ese presos iba a salir e iba a tener su trabajo nuevamente con el Faraón.  Y así sucedió.

El Faraón, que era el que mandaba en todo Egipto, tuvo un sueño, un sueño muy raro.  El Faraón necesitaba que alguien le explicara el significado de ese sueño.  El sabía que ese sueño era importante y que tenía un significado que él debía saber.  Pero nadie era capaz de explicárselo.
Se recordó que José había interpretado su sueño y que se había cumplido lo que José le había dicho.  Entonces le contó al Faraón lo que había sucedido en la cárcel, cómo José pudo explicar los sueños. Por supuesto, manda a llamar a José para que le explique el sueño que tuvo.


¿Me dicen que tú interpretas sueños - podrás explicarme qué significa el sueño que he tenido?, le dijo el Faraón a José.
José le respondió:  Yo no puedo explicarlos, Majestad.  Pero Dios sí puede.
El Faraón vio siete vacas gordas que salían del río a comer pasto.  Y al lado de estas vacas gordas, vio siete vacas flacas.  Y las vacas flacas se comieron a las gordas.  ¿Qué significa esto tan raro?, le preguntó el Faraón a José.
Dios le está diciendo lo que va a suceder.  Va a haber siete años de buenas cosechas en que habrá de todo para comer.  Pero luego vendrán siete años de sequía, en los que va a haber hambre.  Eso es lo que significa su sueño.

El Faraón quedó muy preocupado, porque no sabía qué iba a hacer en los siete años de sequía.


Bueno, Majestad.  Yo puedo sugerirle qué hacer:  tome uno de sus hombres y encárguelo de la alimentación de todo Egipto.  El puede ir guardando comida en depósitos los siete años buenos, para que cuando lleguen los años malos, se use la comida que tienen guardada.
El Faraón estuvo totalmente de acuerdo que eso era lo que había que hacer.


Escogió a José para que fuera él mismo el que se ocupara de cosechar y guardar y proveer a todo Egipto de los alimentos necesarios en los siete años buenos y también en los siete años malos.

Fue así como José se convirtió en la persona más importante de todo Egipto, después del Faraón.Y José se puso a trabajar y a dirigir todo lo que había que hacer para que no faltara alimentos nunca.


Y llegaron los siete años de sequía, pero en Egipto todo el mundo podía comer, porque había suficientes alimentos guardados para que todos comieran.   Pero … esa sequía fue en Egipto y también en los países cercanos.  ¿Qué creen ustedes que pasaban en Canaán, donde vivían Jacob y sus hijos, los hermanos de José?Que hubo hambre también en Canaán, porque hubo sequía y nadie había guardado alimentos para esos años malos.
 En Canaán habían oído que en Egipto había bastante comida.  Por eso Jacob manda a sus hijos a Egipto a comprar comida.Nada menos que con su hermano José, al que habían vendido como esclavo.


¿Ven cómo comienza a cumplirse el sueño de José cuando era niño que él iba a ser más importante que sus hermanos mayores y que iba a estar por encima de ellos?
Bueno… Habían pasado muchos años y José que era un muchacho cuando lo vendieron, ahora era un adulto y se vestía como egipcio y hablaba como egipcio. José reconoció a sus hermanos, pero ellos no tenían idea de quien era ese señor tan poderoso que mandaba en Egipto. Ellos le pidieron que les vendiera comida, pero José decidió darles una buena lección, para ver si habían cambiado.

Les hacía preguntas, les decía que no creía lo que le decían. José les preguntó por su padre Jacob y por su hermanito Benjamín.  Ellos le dijeron que estaban allá en Canaán.Y, entonces, José les puso una condición para venderles alimentos:  uno de ustedes se queda aquí como rehén, mientras ustedes van a Canaán y traen al hermano menor.Se preocuparon mucho, porque su padre no iba a querer dejar salir a Benjamín.
Uno de ellos se tuvo que quedar en Egipto preso.  Y los demás fueron a Canaán a convencer a Jacob que dejara venir a Benjamín con ellos, porque si no, no podrían comprar los alimentos.Jacob estaba preocupado de dejar ir a Benjamín, pero tuvo que permitirlo.  No pudo evitarlo, pero se quedó muy triste y preocupado.
Siguió fingiendo que no los conocía.  Y seguía haciéndoles una serie de trampas para ver cómo reaccionaban.

Por último les pidió que le dejaran a Benjamín en Egipto.

Ellos le dijeron a José que no podían dejar a su hermano menor, porque su padre Jacob moriría de tristeza.  Aquí José se dio cuenta que sus hermanos habían cambiado de cómo eran de malos cuando lo vendieron a él, a este momento en que querían proteger a su papá de no volver a ver a Benjamín.
Ya José no aguantaba más la emoción de ver que sus hermanos habían cambiado y de tenerlos a todos allí.
Y entonces les habló en su propio idioma a sus hermanos y les dijo que él era José.
Se aterrorizaron, porque pensaron que José se iba a vengar de ellos.
Pero José enseguida los abrazó llorando emocionado, empezando por Benjamín.
Le pidieron perdón por lo que habían hecho con él.  Le dijeron que estaban muy arrepentidos de lo que habían hecho.

Los perdonó tanto que les dijo que Dios los había usado para que él llegara primero a Egipto y así pudieran alimentarse con lo que él había guardado en los graneros.
Y les pidió que fueran a buscar a su padre, Jacob, para que vinieran todos a vivir a Egipto.
¿Se imaginan la impresión de Jacob?  Tu hijo  José no está muerto, le dijeron.  Es el gobernador de todo Egipto y te manda a buscar para que nos instalemos allá.

Le dio orden a José para que instalara a Jacob, sus hijos, sus familias y sus ganados en la mejor zona de todo Egipto.  Eran 50 personas las que se instalaron en Egipto.



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