martes, 21 de febrero de 2017

LA COMUNIDAD DE ISRAEL





Esclavitud en Egipto


El pueblo hebreo parece proceder de tribus trashumantes que se trasladan desde el sur de Persia, algunas de las cuales probablemente se asientan en Canaán y otras en Egipto, donde se precisa mano de obra para sus edificaciones. Suponen el estrato social más bajo. De hecho, la etimología de la palabra hebreo, parece hacer referencia a esta situación social. Probablemente el trato que se da a estos nómadas asentados en Egipto se va endureciendo progresivamente, hasta llegar a condiciones de esclavitud hacia los siglos XV-XIII ad C.





Nacimiento de Moisés

En ese tiempo nació un bebé varón a una mamá israelita.  Y ¿ustedes saben qué se le ocurrió a esa mamá? Por un tiempito la mamá lo escondió, pero antes que le descubrieran que tenía a su bebé escondido, se le ocurrió tomar de las hierbas que nacían cerca del río y con esas pajitas tejió una cestita donde cupiera su bebé recién nacido.   La cubrió de material impermeable y allí colocó a su bebé. Se fue al río y puso la cestita en el agua entre las plantas a la orilla del río, cerca del palacio del Faraón.  La cestita comenzó a flotar.  La mamá le pidió a su hija de doce años que vigilara la cestita.
La hija del Faraón, la princesa de Egipto, vino al río a bañarse y vio la cestita tan bonita flotando y se dio cuenta que había algo dentro que se movía y hacía ruido. Cuando pudo ver bien dentro de la cesta se dio cuenta que era un bebé.  Y dijo a las que estaban con ella:
-Debe ser un bebé israelita.
La hija del Faraón estaba encantada con el bebé.
Mientras tanto, la hermanita del bebé seguía viendo qué hacían con su hermanito.
Como la hija del Faraón quería quedarse con el bebé, la hermanita sintió confianza y se acercó a la hija del Faraón para decirle:
-Si usted quiere, yo le consigo una mamá israelita para que le dé de comer de su leche a este bebé.
-Por supuesto, la hija del Faraón, que quería quedarse con el bebé, le dijo que sí, que llevara al bebé a la señora que para que alimentara al bebé hasta que creciera.
Era la misma mamá del bebé.  La hermanita le llevó el bebé de nuevo a su mamá para que lo amamantara hasta que creciera. Cuando niño creció, que no necesitaba que su mamá lo amamantara, el niño fue llevado al palacio del Faraón a vivir allí.
La hija del Faraón lo llamó Moisés, que significa “salvado de las aguas”. Moisés fue educado en el Palacio del Faraón, junto con el hijo del Faraón.  Aprendió todas las costumbres de los egipcios. Pero Moisés sabía que él no era egipcio, sino israelita.  






Vocación de Moisés



Y a veces iba a donde vivían los israelitas para visitarlos.
Los israelitas eran esclavos de los egipcios y los egipcios los trataban muy mal.  Los trataban tan mal que hasta los golpeaban para que trabajaran más y más en las construcciones que estaba haciendo el Faraón en Egipto.

Un día Moisés vio cómo un guardia egipcio le dio tantos golpes con un palo a un esclavo israelita, que Moisés se enfureció y pensó que debía hacer algo:  Moisés se fijó que no había nadie que pudiera verlo, mató al egipcio y enterró bien el cuerpo.
Moisés consiguió a dos israelitas peleando, y trató de calmarlos para que no siguiera la pelea.

El más peleón de ellos se le enfrentó a Moisés diciéndole:

-¿Es que me vas a matar como mataste al egipcio?

Moisés quedó impresionado y asustado, porque pensó que su secreto iba a saberlo el Faraón y que entonces lo mandaría a matar por haber matado a un egipcio. Moisés decide escapar y esconderse.  Moisés decide irse del palacio del Faraón y se va muy lejos, al desierto, donde no pudiera encontrarlo nadie.

En ese viaje a pie por el desierto se consiguió a un grupo de siete hermanas en un pozo.  Ellas lo llevaron casa de su padre.  Y Moisés se quedó a vivir allí con esa familia. Moisés se casó con la hija mayor y trabajaba con los rebaños de su suegro.. Dios estaba todo el tiempo pendiente de Moisés.  Por eso lo salvó de las aguas.  Por eso ahora lo va a llamar. 

Estaba Moisés lejos de la casa en pleno desierto y ve algo muy extraño:  era una mata que estaba prendida en llamas, pero no se quemaba.  Era una zarza ardiente.
Entonces Moisés se acercó a ver la zarza ardiente.

Dios le habló desde la zarza ardiente a Moisés.  Dios le dijo:  
        
 -Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.
          
           Dios continuó hablándole a Moisés:
         
      -Voy a rescatar a mi Pueblo que está sufriendo mucho en Egipto.  Y quiero que tú, Moisés, vayas a           sacarlos de allí.

¡Cómo!  Me escapé de Egipto y ahora ¿voy a tener que ir allí a sacar a esas miles de personas de allá?
Le dio miedo, porque sabía que el Faraón lo quería matar.
Empezó a darle muchas excusas, porque no quería ir a Egipto a enfrentarse al Faraón.


Dios le dijo a Moisés:
  
         -Yo te envío al Faraón y tú sacarás a mi Pueblo de Egipto.

Y le dijo también algo muy importante:
 
         -Yo estoy contigo.

Si Dios mismo iba a estar con Moisés, Moisés no tenía que tener temor, porque Dios estaría con El.  Dios es fuerte y poderoso.  Con Dios, no hay nada que temer, aunque nos pida cosas muy difíciles.


Se puso en camino hacia Egipto.  Y en el camino se encontró con su hermano Aarón.   Dios había mandado a Aarón para que ayudara a Moisés. 
  
La vocación de Moisés se describe según dos tradiciones entremezcladas en Éx 3. Según tradición yahvista, Moisés se encuentra pastoreando, cuando Yahveh se le manifiesta en forma de llama y le comunica su deseo de que quiera liberar a su pueblo. Según tradición elohista, Moisés se dirige a la montaña de `Elohim, donde es llamado a liberar al pueblo hebreo.


Las diez plagas

 Dios llamó a Moisés desde la zarza ardiente y Moisés obedeció a Dios y se fue a Egipto como Dios le había ordenado.

Se presentaron al Faraón.  ¿Se imaginan la cara del Faraón al ver a Moisés?  Pero Moisés iba confiado porque Dios estaba con él.  Además tenía a su hermano Aarón que lo acompañaba.

Que Dios, el Dios de Israel, quería que dejara salir a su Pueblo de Egipto. El Faraón se enfureció.  ¿A cuenta de qué voy a hacer yo caso a ese Dios?. Y más bien mandó a darles más trabajo y menos descanso a los israelitas.

Le protestaban a Moisés, porque desde que apareció por Egipto para sacarlos de allí, la cosa se les puso más difícil para ellos, porque el Faraón era muy malo y los forzaba más a trabajar sin descanso. Dios le dio a Moisés el poder de hacer algunos milagros que mostraban el poder de Dios para presionar al Faraón, pero ni por eso el Faraón dejaba salir a los israelitas.


Hubo plagas que fueron: aguas en sangre, ranas, piojos, moscas, pestes sobre el ganado, ulcera incurable, granizos y fuego, langostas, tinieblas y muerte de los primogénitos. Pero nada de esos daños convencía al Faraón de que Dios quería que su Pueblo saliera de Egipto. Comenzaron a morirse los hijos de los egipcios.  Y sólo con la muerte de su hijo, el Faraón se convenció de que tenía que hacer lo que Dios estaba ordenando.


Fusión de siete plagas procedentes de la tradición yahvista y de cinco plagas de tradición Elohista y Presbiterial, teniendo en común la de la muerte de los primogénitos. Se plantea la teoría de que el relato se construye a partir de esta última, que pudo representar la muerte del príncipe primogénito de Egipto a tenor de Éx 4,23 o bien una posible epidemia. Algunas de las otras plagas son variantes del mismo tema, hasta cumplir el número ideal de diez.


Salida de Egipto. El paso del mar





  ¿Cómo fue la salida de los israelitas de Egipto?

Dios les ordenó que una noche cenaran con cordero, que prepararan pan sin levadura que era como una galleta, y que estuvieran listos para salir de Egipto todos en cuanto se diera la orden.
Y así salieron miles y miles de personas con todas las cosas que tuvieron que llevarse.  Iban guiadas por Dios, pero con Moisés al mando. Bueno, el Faraón los había dejado irse, pero cuando vio que se habían ido, decidió salir a perseguirlos. Ya los israelitas habían caminado por el desierto durante seis días y se alimentaban del pan sin levadura que llevaron.Dios los iba guiando, porque le decía a Moisés por dónde debían andar.Dios los llevó hasta un Mar, llamado el Mar Rojo.  Pero allí los alcanzó el Faraón con su ejército. El ejercito del faraón los acorralo ¿Estaban atrapados?  Eso creían ellos y eso creía el Faraón. Pero Dios los había llevado hasta allí.   Y Dios los sacaría de allí de alguna manera.

Dios dividió las aguas del mar y los israelitas, guiados por Moisés, pudieron pasar caminando por el fondo del mar sin agua.  El agua hacía unos muros inmensos de lado y lado del camino por donde iba pasando todo ese gentío. El Faraón continuaba en su manía de perseguirlos.  Y los siguió tratando de pasar ese camino que había abierto Dios en el mar.



Mientras pasaban los israelitas el mar estaba abierto, pero en cuanto comenzó a pasar el Faraón con su ejército, el mar se cerró sobre ellos y se ahogaron todos en el agua profunda. Así salvó Dios a los israelitas del Faraón y de los egipcios.


Los Diez Mandamientos

Siempre guiados por Dios que le decía a Moisés qué hacer y por dónde ir, llegaron a un Monte, el Monte Sinaí. En el Monte Sinaí Dios le dio a Moisés dos tablas de piedra escritas por Dios mismo, en el que escribió los 10 Mandamientos. Esa es la Ley de Dios.  Es lo que Dios quiere que obedezcamos todos.  Dios le dio a Moisés esa Ley hace miles de años, pero es para todos nosotros también. En las dos tablas Dios quiere que lo amemos a El sobre todas las cosas.  Dios quiere ser la Persona más importante para cada uno de nosotros.  Dios quiere que lo amemos mucho, mucho,También nos pide que amemos a papá y mamá, y que les obedezcamos.  También Dios quiere que seamos buenos con nuestros hermanitos y con todos nuestros amiguitos.Dios no quiere que digamos mentiras. Ese es otro de los 10 Mandamientos.Tampoco quiere que tomemos cosas que no son nuestras, cosas que son de los demás.  Eso se llama robar.  Y Dios tampoco quiere eso.



Porque Dios los sacó de Egipto para llevarlos a la Tierra Prometida.  Esa era la misma tierra que le había prometido a Abraham.  Ahora tienen que atravesar todo el desierto para llegar a la Tierra Prometida, que es la misma tierra de Canaán.

En la memoria del pueblo hebreo queda el convencimiento de que la providencia de Yahveh le salva de ser aniquilado por el ejército egipcio, gracias a la fe de Moisés.
A partir de este recuerdo, la tradición sacerdotal  crea una epopeya en la que se incluye la separación de las aguas, del modo en que esta misma tradición describe la separación de las aguas y lo seco en el Libro del Génesis. Así el pueblo hebreo vuelve a nacer gracias a la mano creadora de Yahveh.
y su sabor era como el de tortas aplastadas con miel.



40 Años en el desierto


Los israelitas vivieron en el monte Sinaí por un año, luego la nube se alejó del tabernáculo y los israelitas la siguieron por el desierto. Los sacerdotes llevaban el arca del testimonio adelante. Jesús les dijo que de esa manera los guiaría a la tierra prometida.
Números 10:11–12, 33–34; Éxodo 3:17
Los israelitas siguieron a Moisés, pero a ellos no les gustó el desierto. No estaban felices y se arrepentían de haber salido de Egipto.



Mana del cielo 

En el desierto no se puede cultivar plantas, ni pastos para animales.  Así que Dios tuvo que mandarles alimento en el desierto para que pudieran alimentarse. Ese alimento que Dios les mandó se llamaba maná.  Maná significa “qué es”.  Eso fue lo que los israelitas dijeron en cuanto vieron ese alimento:  “qué es”, porque era algo que no conocían.

Todas las mañanas cuando se levantaban veían que sobre el suelo había como una nieve Era una cosa blanca que cubría el suelo y eso se comía y con eso estaban bien alimentados todo el día. En otro momento les mandó codornices, una aves pequeñas que podían asarlas y así comían carne también.


Citas de la biblia que hablan del mana.



Números 10:13; 11:1–5


Jesús les mandó maná, pero la gente estaba cansada de comer maná y querían carne, por lo que Jesús les mandó codornices.
Números 11:4–9, 18, 31–33
Los israelitas llegaron a la tierra de Canaán, que era la tierra prometida, y Moisés envió 12 espías.
Números 13:2–3
Los espías volvieron trayendo muchas clases de frutas y diciendo que la tierra era muy buena, pero algunos de los espías temían a la gente de Canaán, pues eran grandes y fuertes y vivían en grandes ciudades con murallas a su alrededor.
Números 13:21–31
Los israelitas escucharon a los espías y tuvieron miedo, pues pensaron que no podrían capturar la tierra de Canaán y se enojaron con Moisés. Ellos querían regresar a Egipto, pues no tenían fe en Dios.

“Mira, yo haré llover sobre vosotros pan del cielo; el pueblo saldrá a recoger cada día la porción diaria; así le pondré a prueba para ver si anda o no según mi ley. Más el día sexto, cuando preparen lo que hayan traído, la ración será doble que la de los demás días.” – Éxodo 16: 4 y 5.


Cada problema que ocurría era arreglado gracias a la intercesión que Moisés hacia, Israel en ese entonces se encontraba muy indefenso sus enemigos se aprovechaban y podían hacer lo que deseaban pero solo mediante la oración podían hacer algo, dios daba su apoyo pero también quería que su pueblo luchara, al no ver un buen resultado en la guerra solo de dios hiba a depender poder triunfar.
Éxodo narra: la escapada de Egipto del pueblo de Israel hacia la tierra que Dios les había entregado: estando Moisés, Aarón y su pueblo en el desierto de Sin, situado entre Elim y el Sinaí, el día quince del segundo mes después de su salida, Adonai dijo a Moisés:

 El mana: el mana era una goma dulce o el tipo de resina del pan de dios sobrenaturalmente envido desde el cielo. El mana significa: lo que esto es. Maná es el nombre que el pueblo de Israel dio al alimento divino que Dios les proporcionó cuando atravesaban el desierto, huyendo desde Egipto hacia la tierra prometida. Era el pan enviado por Dios a los israelitas todos los días durante los cuarenta años que estos deambularon por el desierto, ellos recibían todos los días el alimento meno el séptimo sábado, por el cual debían recolectar más el sexto dia. El día sexto se refiere al viernes, el viernes la ración sería doble con el motivo de que tuvieran para comer al día siguiente, pues el día séptimo es el sábado, el día consagrado a Dios y en el que debían descansar de toda tarea. Y aquella misma tarde sucedió que:
Aquella misma tarde vinieron las codornices y cubrieron el campamento; y por la mañana había una capa de rocío en torno al campamento. Y al evaporarse la capa de rocío apareció sobre el suelo del desierto una cosa menuda, como granos, parecida a la escarcha de la tierra. Cuando los israelitas la vieron, se decían unos a otros: “¿Qué es esto?” Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo: “Este es el pan que Adonai os da por alimento. – Éxodo 16: 13 ~15. Durante los 5 primeros días el maná que recibían se agusanaba si lo guardaban para el día siguiente, pero el que recibían el día sexto les duraba en perfectas condiciones almenos dos días. El sábado Dios no les proporcionaba maná. Dios les estuvo proporcionando maná, supuestamente a través de sus ángeles, y fue su principal sustento por un tiempo de 40 años. Dios también les ordenó que conservaran un poco de maná con el fin de que sus descendientes vieran como era.

El libro bíblico de éxodo revela que el maná aparecía cada noche y mañana después de que el rocío hubiera desaparecido y que este debía ser recogido antes de que el calor del sol lo derritiera.

Esto se debe a que en Israel experimento una crisis de comida entonces el pueblo se quejaba y añoraban la comida en Egipto.


Enojo de Dios


Citas Bíblicas 

Números 14:1–4


Jesús se enojó con los israelitas y le dijo a Moisés que no le ayudaría más. Moisés le pidió que los perdonara y Jesús los perdonó, pero no les permitió ir a la tierra prometida. Le dijo a Moisés que los llevara de regreso al desierto.
Números 14:11–25
Dios les dijo que debían vivir en el desierto durante 40 años; los israelitas más viejos no tenían fe en Dios y morirían en el desierto, pero sus hijos crecerían e irían a la tierra prometida. Los israelitas regresaron al desierto.
Números 14:23, 29–34; Deuteronomio 2:1
Un día, los israelitas no tenían agua; estaban sedientos y le dijeron a Moisés que querían agua.
Números 20:2–5
Jesús dijo a Moisés cómo obtener agua, y Moisés golpeó una roca dos veces con su vara. El agua brotó de la roca y la gente pudo beber.
Números 20:6–11
Moisés guió a la gente por el desierto durante 40 años enseñándoles los mandamientos de Dios.





Muerte de Moisés y llegada a la tierra prometida.


Moisés había muerto.  Aarón también.  Y el que los guiaba después era Josué. Después de muchos años por el desierto, llegaron al Río Jordán y vieron la Tierra Prometida que quedaba al atravesar el río.Pero no sabían cómo iban a atravesar el Río Jordán.Dios le dio las instrucciones a Josué para pasar el río.
El Río Jordán también se abrió, igual que el Mar Rojo, y los israelitas pasaron pisando el fondo del río a pie, porque las aguas del Río Jordán quedaron frenadas más arriba para que pudieran pasar.

Ya no necesitaban maná.  Así que Dios ya no mandó más el maná, porque en la Tierra Prometida podían tomar frutas de los árboles, cultivar plantas para comer y criar animales para comer carne. Y así los israelitas fueron estableciéndose en las ciudades de la Tierra Prometida y comenzaron su vida allí.



Números 14:33–34; Deuteronomio


Cuando Moisés tenía 120 años, Dios le dijo que fuera a una montaña desde donde vio la tierra de Canaán, que era la tierra que Dios había prometido a los israelitas. Luego Dios se llevó a Moisés al cielo.



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