Cuando Dios comenzó a
trabajar con Abram (su nombre fue cambiado después a Abraham), Dios le dio una
orden y una promesa increíble. La orden fue: “Vete de tu tierra y de tu
parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré” (Génesis
12:1).
Dios hizo a Abraham 3 promesa que poco a poco fue cumpliendo:
Las
tres promesas se cumplirán en tres alianzas posteriores que marcarán, un
momento decisivo en la historia de la salvación.
-La
promesa de una tierra y una nación se cumplirá en la alianza con Moisés.
-
La promesa de un reino y un nombre se cumplirá en la alianza con David
-La
promesa de una bendición para las naciones se cumplirá en Jesucristo.
¿Quién fue Abraham?
Abraham es un personaje muy importante
en nuestras historias. Estas historias que estamos contando y que sacamos
de la Biblia. Abraham vivía con su esposa y sus familiares en una ciudad
llamada Ur. Allí estaba cómodo y vivía muy bien. Pero un día Dios le
habló a Abraham y le dijo algo que lo sorprendió: Deja
tu casa, deja tu ciudad y sal para una tierra que Yo te indicaré.
Pues recogió
todas sus cosas y se despidió de todos. Tomó a Sara, su esposa, y a un
sobrino que era huérfano, llamado Lot. Abraham y Sara no tenían hijos. Se
llevó también a sus sirvientes y sus ganados. Llevaban camellos para
cargar el equipaje y para viajar ellos. Llevaban también corderos y
ovejas. Y llevaban tiendas de campaña para acampar en los campos
por donde viajarían.
Partieron para un viaje que iba
a durar mucho tiempo.
Porque
él confiaba totalmente en Dios. El creía que si Dios le pedía eso, sería
porque eso era lo mejor para él y su familia. Y confiado en Dios, partió a un
sitio que ni siquiera sabía dónde quedaba, ni como se llamaba. Estaba
confiando que Dios se lo iba a indicar, como le había prometido.Caminaban por
tierras desconocidas, tomaban agua de los pozos que conseguían y acampaban en
los sitios donde había agua y donde había pasto para los ganados.Un día
llegaron a la tierra de Canaán. Canaán era una tierra linda y
fértil.
Y allí se detuvieron porque Dios volvió a
hablarle a Abraham y dijo:
Mira esta
tierra. Te la voy a dar a ti y a todos tus descendientes.
Y Dios seguía hablándole:
Serás
padre de muchísima gente, de un gran pueblo. Yo seré el Dios de ustedes,
y ustedes serán mi Pueblo.
Abraham pensaría: bueno, esto es
raro, pero para Dios no hay nada
imposible. Y así seguía confiando en Dios. Ahora que Dios
le había prometido que sería padre de mucha gente, Abraham y Sara querían
tener un hijo. Pero pasaba el tiempo y nada
que venía el hijo. Abraham y Sara eran ya muy viejos.
Un día Abraham le
dijo a Dios: ya soy viejo y Sara también. Cuando muera mis
sirvientes serán los que heredarán mis cosas.
Y Dios le dijo:
Ven afuera a
ver las estrellas. ¿Puedes contar las estrellas?
Abraham se
quedó callado sin poder contar las estrellas. Y Dios continuó:
Dios promete un hijo a Abraham y Sara
ISAAC |
Bueno, aunque
aquello parecía imposible, Abraham seguía confiando, porque sabía que Dios
estaba con él. Dios estaba contento, muy contento con Abraham, porque confiaba
en El. Estaba Abraham en la entrada de su tienda y Sara estaba dentro de la
tienda. Y se presentaron a la tienda de Abraham tres hombres. Abraham se
sorprendió de esa visita, porque en esa tierra tan despoblada, era muy raro que
vinieran visitantes
Entonces
Abraham los atendió muy bien. Le pidió a Sara que preparara una buena
comida. Sara horneó pan y mataron un ternero para comer.
¿Dónde está
Sara?, dijo uno de
ellos.
Abraham contestó que estaba adentro en la tienda.
Entonces uno
de ellos le dijo esto: Antes de un año, Sara tendrá un
hijo.
Sara, que estaba dentro de la tienda,
pero podía oír lo que decían, se río, pensando que eso era imposible.
¡Es
que Sara ya tenía 90 años y Abraham tenía 100 años!!! En esa época la
gente vivía muchísimo más que ahora. Pero la verdad es que ya estaban
bien viejos para tener bebés.
Uno de los visitantes dijo: ¿Y
por qué Sara se ríe? Sara
se apenó y pretendió decir que ella no se había reído.
El visitante continuó: Nada
es imposible para Dios.
Enseguida que
dijeron que para Dios no hay nada imposible, Abraham se dio cuenta que esos
visitantes eran enviados de Dios. Y que lo que habían prometido se iba a
cumplir.
Dijo
Dios a Abraham: “Guarda mi alianza, tú y tus descendientes después de ti, de
generación en generación. Esta es mi alianza contigo y con tu raza después de
ti, que ustedes deberán guardar: todo varón entre ustedes será circuncidado.
Ustedes cortarán el prepucio y esta será la señal de la alianza entre yo y
ustedes. En adelante y para siempre, todo varón entre ustedes deberá ser circuncidado
a los ocho días después de su nacimiento… esta alianza mía grabada en la carne
de ustedes es una alianza perpetua… (Gn 17,9-13).
Abraham
se tomará en serio la promesa de Dios. Ese mismo día se hizo circuncidar e hizo
circuncidar a todos los varones de su familia, incluyendo a Ismael que tenía 13
años. La circuncisión a los trece años era la costumbre egipcia. Los israelitas
que oyeran esta historia entenderían que Ismael, el hijo de la esclava
concubina, no era un israelita sino un extranjero (en otras palabras, que la
promesa hecha a Abraham no habría de cumplirse por medio de Ismael.
Destruccion de Sodoma y Gomorra
Dos
pueblos llenos de mucha maldad llamados Sodoma y Gomorra fueron destruidos
completamente por Dios. Génesis 19.
Abraham
caminaba con Lot pero un día ellos tuvieron que separarse entonces Lot habitó
en Sodoma, y se le aparecieron dos ángeles a los cuales Lot recibió muy bien y
les dijo que se quedaran en su casa que él les haría un rico banquete, pero
antes que se acostaran los hombres de esa ciudad rodearon su casa y preguntaban
por los hombres que habían llegado a la casa de Lot.
Entonces
salió Lot y les dijo que no les hicieran nada que él tenía dos hijas y que se
las hiba a entregar pero ellos no querían eso, empezaron actuar violentamente y
querían botar la puerta, pero los ángeles que estaban adentro metieron a Lot
y puso ciegos a todos los hombres que estaban afuera.
Entonces
estos dos ángeles le dijeron a Lot que tomara a su esposa y sus hijas y que
salieran de esa ciudad porque hiba a ser destruida, saliendo rápidamente de la
ciudad también le dieron la orden a Lot que escapara por su vida pero que no
mirara atrás, y Lot escapó hasta una pequeña ciudad llamada Zoar.
Vino
Dios e hizo llover sobre Sodoma y Gomorra fuego, pero la esposa de Lot no
obedeció y miró atrás en ese mismo instante se convirtió en una estatua de sal. Pero
luego Lot temió quedarse en Zoar y se fue a una cueva junto con sus dos hijas. Esta
historia nos enseña que Dios siempre protegerá de todo mal a sus hijos, como
niños debemos creer que él siempre nos cuidara a nosotros, nuestra familia y
nuestro hogar, para eso debemos orarle pidiéndole protección.
Dios pide de sacrificio a Isaac.
Que tuvo su
bebé nueve meses después de esa visita misteriosa. Se cumplió lo que
los visitantes habían prometido. Isaac su significado es Risa.
Alegría, porque Sara se rió y porque Isaac era un bebé lindo y muy querido, que
vino a alegrar la casa de Abraham y Sara.
Sucedió algo
impresionante. Dios volvió a hablarle a Abraham:
Quiero
que tomes a tu hijo Isaac, a tu hijo muy querido y que me lo ofrezcas en
sacrificio.
¿Qué!!! pensó Abraham. El
hijo que me prometiste y ahora me lo pides! ¡Qué cosa más
inesperada! Y ¡qué cosa más dolorosa!
Este hombre
bueno siguió confiando en Dios y haciendo todo lo que le pedía hacer. Aunque esto no calzaba con la promesa
de Dios de tener una gran descendencia y, aunque esto le doliera tantísimo,
Abraham siguió obedeciendo a Dios. Abraham sabía que eso era lo que debía
hacer y que Dios arreglaría las cosas
Abraham iba tristísimo.
Isaac estaba extrañado, porque su papá le dijo que iban a ofrecer un
sacrificio, pero no llevaban ni oveja ni cordero para el sacrificio.
Llevaban la leña y el cuchillo, pero faltaba el animal.
Isaac le preguntó a Abraham:
¿y
dónde está el animal para el sacrificio? Abraham le dijo a su hijo:
Dios lo proveerá.
Abraham puso a Isaac sobre la leña y
levantó el cuchillo para sacrificarlo….!!!
Pero un Ángel le sostuvo la
mano a Abraham para que no matara a su hijo Isaac. Y le dijo:
No
lo sacrifiques. Ahora sé que amas más a Dios que a tu hijo.
Imagínense
la impresión de Abraham y de Isaac. Y ¡qué alivio tuvieron! Dios
los había probado y Abraham mostró que Dios es lo más importante, más
importante que su propio hijo.
Dios
estaba muy contento con Abraham.
Recuerden
que Abraham le había dicho a Isaac: Dios proveerá el animal para el
sacrificio. Y así fue.
Abraham
mató al carnero y lo ofreció en sacrificio a Dios.
Juro por mí mismo, -palabra de
Yavé- que, ya que has hecho esto y no me has negado a tu hijo, al único
que tienes, te colmaré de bendiciones y multiplicaré tanto tus descendientes
que serán tan numerosos como las estrellas del cielo o como las arenas que hay
a orillas del mar. Y porque has obedecido a mi voz, todos los pueblos de la
tierra serán bendecidos a través de tu descendencia
(Gn 16-18).
Y bien, pasada la escena del
sacrificio, llegado el momento adecuado, Isaac debería casarse. Aunque Abraham se
había establecido permanentemente en Canaán, era ahí un extranjero. Vivía entre
gentes que tenían costumbres distintas. Que tenían acento distinto y adoraban a
distintos dioses. Si Dios había prometido aquella tierra a sus descendientes,
sería terrible que cayeran en la idolatría de los cananeos. Esto es lo que le
podía pasar a Isaac si se casaba con alguna mujer del lugar.
Todas las promesas de Dios deberían
cumplirse en Isaac. Abraham pensó que la única forma de preservar a Isaac de la
idolatría, era mantenerlo separado de los cananeos. Por eso pidió a su siervo
de más confianza que fuera a Mesopotamia, donde vivían aún
parientes[5]. Así pues, parte el sirviente en busca de esposa para Isaac
(Gn 24) hacia la ciudad de Najor, en el país de Arán. Había pedido a Dios una
señal para escoger la mujer adecuada a Isaac. Dios le proporciona dicha señal.
Es así como llega a casa de Batuel, hijo de Najor, donde, iluminado por Dios,
escoge por esposa de Isaac a Rebeca, Hija de Batuel.
Rebeca dará a Isaac dos hijos Jacob y Esaú
Jacob y el nacimiento de el pueblo de Dios
Jacob y el nacimiento de el pueblo de Dios
Recuerdas
la historia de Abraham y Sarah? Algo que deberías saber sobre Abraham es que
Dios hizo el pacto (o la promesa) de que tendría muchos hijos, que comenzaría
muchas naciones, y lo más importante: que Dios estaría con él y con todas
estas naciones. Esta promesa la heredarían todos los primogénitos por
muchos años.
Dios
hizo lo que prometió y Abraham tuvo un hijo llamado Isaac. Lo genial es
que esta historia es acerca de Isaac, quien ya creció y está casado con una
dama llamada Rebeca.
Rebeca
tampoco pudo tener hijos pero Isaac había aprendido de su padre que si oraba a
Dios, este podría escuchar su plegaria. En efecto, Dios respondió a las
oraciones de Isaac y su esposa quedó embarazada, ¡y no sólo de un bebé, sino de
gemelos!
Rebeca
sintió lo mismo que sienten todas las mamás cuando van a tener un bebé.
Solo que sintió que sus bebés se movían tanto que preguntó a Dios:
"¿por qué me pasa esto?"
Estaba
preocupada por la forma como se movían dentro de ella. Dios le respondió
diciendo: "Tus hijos son muy diferentes el uno del otro, uno de
ellos será el líder de un grupo de personas que es más fuerte que el otro y el
hijo mayor servirá al menor."
Esto era
extraño porque usualmente si eres el hijo mayor en la familia, el hermano o
hermana menores los admiran y quieren hacer lo que el mayor hace. Pero en
este caso el hermano mayor trabajaría para el menor.
Cuando
los gemelos nacieron, el primer hijo, es decir el mayor, recibió por nombre
Esaú. Es fácil de recordar porque se veía enrojecido y peludo por todas
partes. Justo detrás de él vino su hermano menor Jacob.
A medida
que los niños crecían, disfrutaban haciendo cosas diferentes. Esaú era
bueno para cazar y disfrutaba haciendo cosas afuera y a Jacob le gustaba
quedarse en casa y hacer cosas solo.
Como
Jacob se quedaba tanto en casa, aprendió a cocinar con su mamá. Un día
preparó un poco de su delicioso estofado que les gustaba a todos. Esaú
había salido a cazar temprano en la mañana y estaba muy hambriento. Tan
hambriento que podía oler el estofado desde la distancia.
Tan
pronto como Esaú llegó a casa preguntó a Jacob, "Pronto, dame un poco de
tu estofado, ¡me muero de hambre!" Jacob contestó, "primero
dame tus derechos de primogénito."
¡Espera
un minuto! Tal vez te estés preguntando que son los derechos de
primogénito… la familia de Jacob y Esaú creía que el hijo mayor debería recibir
el doble de todas las cosas que dejaran cuando murieran (estos eran los
derechos de primogénito). Cosas como el dinero y la granja con todos los
animales.
Así que
cuando Jacob le pidió a Esaú su derecho de primogénito, Esaú debería haber
dicho: "¡De ninguna manera! Es algo especial para mí y debo
usarlo porque todo regalo que recibo es un regalo de Dios."
En lugar
de eso, Esaú solo podía pensar en lo hambriento que estaba y dijo:
"Sí, puedes tener mi derecho de primogénito, solo dame un poco de comida
porque me muero de hambre."
Esaú
hizo mal al escoger la comida por encima de su derecho de primogénito.
Tomó una decisión que no podía cambiar y decepcionó a Dios al no ver la
importancia de su regalo especial que recibiría en el futuro, y al escoger en
su lugar algo tan tonto como un plato de sopa.
La
historia no termina aquí. La siguiente parte de esta historia es sobre Jacob
y las malas decisiones que toma.
Isaac
estaba envejeciendo y ya no podía ver. Quería darle a su hijo mayor Esaú, su
favorito, su bendición antes de morir. Esta bendición era la promesa
especial que había hecho Dios a su abuelo Abraham, y luego a su padre Isaac.
Isaac
disfrutaba de la comida que cazaba Esaú. Así que le dijo a Esaú que fuera
a cazar y que preparara una comida especial para él, y que luego le daría la
bendición. Rebeca
oyó por accidente a Isaac cuando le hablaba a Esaú y corrió a decirle a su hijo
favorito Jacob. Ella dijo a Jacob, "Tu padre está a punto de darle
la bendición a Esaú y yo quiero que tú la recibas en lugar de él. Debes
ir y traerme dos de nuestras cabras, yo las prepararé de la forma en que le
gusta a Isaac. Luego tu puedes llevárselas y el te dará a ti la
bendición."
Jacob
respondió, "Pero, madre, Esaú es un hombre peludo. ¿Qué pasa si papá
me toca y se da cuenta de que lo estoy engañando?"
Su madre
le dijo, "No te preocupes, puedes vestir las ropas de Esaú y pondremos el
pelo de la cabra en tus manos y cuello y así nunca lo sabrá."
Así lo
hicieron y Jacob fue a ver a su padre, fingiendo ser Esaú.
"Hola,
papá", dijo Jacob.
"Hola,
¿Quién eres?" preguntó su padre.
"Soy
yo, Esaú. Te he traído la comida que querías, y ahora me puedes dar mi
bendición." Mintió Jacob.
"Acércate
para tocarte y saber que eres realmente mi hijo mayor Esaú, dijo su padre.
Así que
Jacob se acercó a Isaac y este sintió sus manos y dijo: "Tu voz es
como la de Jacob pero tus manos son como las de Esaú. ¿Eres realmente
Esaú?"
Y Jacob
decidió mentir nuevamente: "Lo soy."
Así que
Isaac comió y cuando terminó dijo: "ven y dame un beso." Cuando
Jacob fue a besarlo, Isaac olió las ropas que vestía, solo para asegurarse de
que oliera como Esaú. Como Jacob estaba vistiendo las ropas de Esaú, su padre
creyó que estaba con Esaú y dio la bendición a Jacob.
Tan
pronto como Jacob había terminado de recibir la bendición, creyó haber oído que
Esaú se acercaba, así que se escabulló rápidamente por la parte de atrás de la
tienda. Y apenas se estaba alejando cuando Esaú entró a la tienda con la comida
que había preparado para su padre.
Su padre
preguntó, "¿Quién eres?"
"Soy
yo, tu hijo Esaú. Estoy aquí para recibir mi bendición," dijo Esaú
confundido.
"Acabo
de darte tu bendición." Entonces Isaac comenzó a darse cuenta de que
había sido engañado, tal como lo había pensado. Esaú comenzó a llorar y a
gritar: "¡Bendíceme a mi también, padre!"
"Ya
no quedan más bendiciones", dijo su padre tristemente.
Esaú
estaba muy disgustado con su hermano Jacob por lo que había hecho, así que
Jacob tuvo que huir para ponerse a salvo.
Después
de que Jacob huyó, fue engañado, tal como había engañado a su padre. Tuvo
que esperar siete años antes de poder estar con la mujer con la que quería
casarse, ¡y luego fue engañado con la mujer equivocada!
EL PUEBLO DE ISRAEL
Dios le dio a Jacob un nuevo nombre, al igual que a Abraham.
Lucho contra el Ángel del Señor y salió victorioso (Gn 32, 10-13). El ángel le
bendijo y le dio un nuevo nombre: Israel[6] o
sea, “fuerza de Dios” (Biblia Latinoamérica, 158ª ed.). Según Flavio Josefo[7], fue llamado Israel porque había
resistido contra el ángel. Israel significa, “el que luchó con el ángel
divino”. Jacob salió vencedor porque Dios quiso ser condescendiente con sus
súplicas (Gn 32, 12-14). Jacob ha luchado a brazo partido con el mismo Dios, y
que ha salido del encuentro mermado físicamente pero robustecido con la
bendición divina, que Yahvé el Dios de los padres le ha concedido, pero tras
una lucha a muerte. Ahora Jacob puede afrontar el encuentro con Esaú. Quien ha
sido fuerte con Dios, con mayor razón lo será con los hombres.
La historia de Esaú y Jacob toca a su fin. Tras el
fraudulento robo de la bendición paterna, Jacob ha tenido que huir de la ira de
Esaú. Refugiado en casa de Labán en Mesopotamia, se ha casado y ha tenido sus
hijos y se ha enriquecido (cap. 27), (caps. 28-30). Pero tiene que volver. Esta
vuelta encerraba dos problemas: primero, el de escapar de Labán, lo que se
consigue en el cap. 31; segundo, el de encontrarse con su hermano Esaú. Jacob
prepara cuidadosamente este encuentro, enviando por delante mensajeros y
espléndidos regalos, y dividiendo su gente en dos caravanas (cap. 33). Lo que
realmente sucedió se cuenta en este capítulo: o es que Esaú acepta las muestras
de arrepentimiento de Jacob, o no se acuerda de la fechoría de su hermano -que
estaba tan presente en el recuerdo de éste-, o no le da importancia. Al fin y
al cabo, aunque ha tenido que morar, según la bendición/maldición de su padre,
lejos de la tierra fértil de Canaán, y ha tenido que vivir de la espada
(27,39-40), es rico y poderoso. A la vista está que la bendición del padre no
ha sido tan determinante de los destinos como todos pensaban. Después de este
encuentro, Dios se le aparecerá de nuevo a Jacob mientras regresaba de
Padán-Aram y lo bendijo nuevamente, reiterándole las promesas hechas a Abraham
(Gn 35, 9,13).
JOSÉ
HISTORIA DE JOSÉ Y SUS HERMANOS
Les hacía preguntas, les decía que no creía lo que le decían. José les preguntó por su padre Jacob y por su hermanito Benjamín. Ellos le dijeron que estaban allá en Canaán.Y, entonces, José les puso una condición para venderles alimentos: uno de ustedes se queda aquí como rehén, mientras ustedes van a Canaán y traen al hermano menor.Se preocuparon mucho, porque su padre no iba a querer dejar salir a Benjamín.
Los perdonó tanto que les dijo que Dios los había usado para que él llegara primero a Egipto y así pudieran alimentarse con lo que él había guardado en los graneros.
Le dio orden a José para que instalara a Jacob, sus hijos, sus familias y sus ganados en la mejor zona de todo Egipto. Eran 50 personas las que se instalaron en Egipto.
JOSÉ
HISTORIA DE JOSÉ Y SUS HERMANOS
Eran hijos de Jacob, que era hijo de Isaac. O sea que
Jacob era nieto de Abraham.
¡Y Jacob tuvo 12 hijos! .Dios va cumpliendo su promesa a Abraham de que sería padre
de muchos.
Resulta que los 10 hermanos mayores que José tenían muchos
celos de José, porque José le decía a su papá las cosas malas que hacían los
hermanos mayores.
Pero, además, José tenía sueños en los que veía que él iba a
ser más importante que sus hermanos mayores e iba a estar por encima de ellos.
Esto les daba mucha rabia y envidia a los hermanos de José. Había algo más: Jacob le había regalado a José una
túnica de todos colores. Y a los mayores le daba muchos celos que
fuera José el dueño de esa bella túnica.
Un día los hermanos mayores no
regresaban de sus tareas en el campo. ¿Qué le mandó a hacer Jacob a José?
Jacob mandó a José a buscar a sus hermanos a ver si no les
había sucedido nada y a llevarles comida. José salió a hacer lo que su
papá le ordenó.
Los hermanos pudieron reconocer a José cuando estaba aún
lejos, porque él venía con la túnica de muchos colores que le había dado su
papá.
Llenos de envidia y de rabia hacia José, uno de ellos
propuso matarlo. ¡Qué horror! Matar a su hermanito por envidia!
El mayor de todos le pareció que no debían matarlo. Y
se les dio la idea de lanzarlo en un pozo hondo que estaba seco para vengarse
de él.
Otros dos hermanos lo agarraron, le quitaron la túnica de
colores y lo lanzaron al pozo.
José no podía escapar del pozo, porque las paredes eran muy
resbalosas. Pidió auxilio, pero no le hicieron caso. Entonces
se quedó ahí quieto. ¿Qué más le quedaba?
Los hermanos se sentaron a comer la comida que José les
había traído.
Mientras comían, pasó por ese lugar una caravana de
comerciantes que iban en camellos. Esa gente iba para Egipto a vender sus
mercancías. Egipto era el país más rico de ese momento. Por eso
iban para allá estos vendedores.
Otro de los hermanos, que no quería matar a José, se le
ocurrió la idea de vender a José como esclavo a esos mercaderes. Y así,
no sólo salieron de José, sino que sacaron dinero en la venta de su hermano.
Ya van a ver…
Regresaron los hermanos a casa de Jacob, que estaba con
Benjamín, el menor de todos, y le dijeron al papá que habían encontrado esa
túnica ensangrentada.
Jacob se creyó esta horrible y cruel mentira. Y pensó
que un animal salvaje se había comido a su hijo José
Pensó que su hijo había muerto y lo lloró mucho, porque no
lo iba a volver a ver más nunca.
José era llevado como esclavo a Egipto. Pero Dios
estaba con él. Ya vamos a ver …
Al llegar a Egipto, estos comerciantes vendieron su
mercancía y vendieron también a José como esclavo.
Lo compró Putifar, que era un guerrero muy importante que
servía a quien mandaba allí, que era el Faraón de Egipto.
El pobre José seguía teniendo problemas. La mujer de Putifar
le tenía rabia también y lo mandó a poner en la cárcel injustamente.
Pero, no se preocupen, que Dios estaba con José. Ya
verán…
José conoció dentro de la cárcel a dos personajes
importantes que una noche tuvieron cada uno un sueño. Le contaron a José
sus sueños, y José les dijo que Dios podía explicar el significado de los
sueños.
José oyó los sueños y Dios lo ayudó para explicarles el
significado de los sueños de los dos hombres. Y lo que José les dijo se
le cumplió a cada uno. ¡Claro! Si era Dios que le había dado la
explicación a José.
Uno de los sueños significaba que ese presos iba a salir e
iba a tener su trabajo nuevamente con el Faraón. Y así sucedió.
El Faraón, que era el que mandaba en todo Egipto, tuvo un
sueño, un sueño muy raro. El Faraón necesitaba que alguien le explicara
el significado de ese sueño. El sabía que ese sueño era importante y que
tenía un significado que él debía saber. Pero nadie era capaz de
explicárselo.
Se recordó que José había interpretado su sueño y que se
había cumplido lo que José le había dicho. Entonces le contó al Faraón lo
que había sucedido en la cárcel, cómo José pudo explicar los sueños. Por supuesto, manda a llamar a José para que le explique el
sueño que tuvo.
¿Me dicen que tú interpretas sueños - podrás explicarme qué
significa el sueño que he tenido?, le dijo el Faraón a José.
José le respondió: Yo no puedo explicarlos,
Majestad. Pero Dios sí puede.
El Faraón vio siete vacas gordas que salían del río a comer
pasto. Y al lado de estas vacas gordas, vio siete vacas flacas. Y
las vacas flacas se comieron a las gordas. ¿Qué significa esto tan raro?,
le preguntó el Faraón a José.
Dios le está diciendo lo que va a suceder. Va a haber
siete años de buenas cosechas en que habrá de todo para comer. Pero luego
vendrán siete años de sequía, en los que va a haber hambre. Eso es lo que
significa su sueño.
El Faraón quedó muy preocupado, porque no sabía qué iba a
hacer en los siete años de sequía.
Bueno, Majestad. Yo puedo sugerirle qué hacer:
tome uno de sus hombres y encárguelo de la alimentación de todo Egipto.
El puede ir guardando comida en depósitos los siete años buenos, para que
cuando lleguen los años malos, se use la comida que tienen guardada.
El Faraón estuvo totalmente de acuerdo que eso era lo que
había que hacer.
Escogió a José para que fuera él mismo el que se ocupara de
cosechar y guardar y proveer a todo Egipto de los alimentos necesarios en los
siete años buenos y también en los siete años malos.
Fue así como José se convirtió en la persona más importante
de todo Egipto, después del Faraón. Y José se puso a trabajar y a dirigir todo lo que había que
hacer para que no faltara alimentos nunca.
Y llegaron los siete años de sequía, pero en Egipto todo el
mundo podía comer, porque había suficientes alimentos guardados para que todos
comieran. Pero … esa sequía fue en Egipto y también en los países
cercanos. ¿Qué creen ustedes que pasaban en Canaán, donde vivían Jacob y
sus hijos, los hermanos de José?Que hubo hambre también en Canaán, porque hubo
sequía y nadie había guardado alimentos para esos años malos.
En Canaán habían oído
que en Egipto había bastante comida. Por eso Jacob manda a sus hijos a
Egipto a comprar comida.Nada menos que con su hermano José, al que habían
vendido como esclavo.
¿Ven cómo comienza a cumplirse el sueño de José cuando era
niño que él iba a ser más importante que sus hermanos mayores y que iba a estar
por encima de ellos?
Bueno… Habían pasado muchos años y José que era un muchacho
cuando lo vendieron, ahora era un adulto y se vestía como egipcio y hablaba
como egipcio. José reconoció a sus hermanos, pero ellos no tenían idea de quien
era ese señor tan poderoso que mandaba en Egipto. Ellos le pidieron que les
vendiera comida, pero José decidió darles una buena lección, para ver si habían
cambiado.
Les hacía preguntas, les decía que no creía lo que le decían. José les preguntó por su padre Jacob y por su hermanito Benjamín. Ellos le dijeron que estaban allá en Canaán.Y, entonces, José les puso una condición para venderles alimentos: uno de ustedes se queda aquí como rehén, mientras ustedes van a Canaán y traen al hermano menor.Se preocuparon mucho, porque su padre no iba a querer dejar salir a Benjamín.
Uno de ellos se tuvo que quedar en Egipto preso. Y los
demás fueron a Canaán a convencer a Jacob que dejara venir a Benjamín con
ellos, porque si no, no podrían comprar los alimentos.Jacob estaba preocupado
de dejar ir a Benjamín, pero tuvo que permitirlo. No pudo evitarlo, pero
se quedó muy triste y preocupado.
Siguió fingiendo que no los conocía. Y seguía
haciéndoles una serie de trampas para ver cómo reaccionaban.
Por último les pidió que le dejaran a Benjamín en Egipto.
Ellos le dijeron a José que no podían dejar a su hermano
menor, porque su padre Jacob moriría de tristeza. Aquí José se dio cuenta
que sus hermanos habían cambiado de cómo eran de malos cuando lo vendieron a
él, a este momento en que querían proteger a su papá de no volver a ver a Benjamín.
Ya José no aguantaba más la emoción de ver que sus hermanos
habían cambiado y de tenerlos a todos allí.
Y entonces les habló en su propio idioma a sus hermanos y
les dijo que él era José.
Se aterrorizaron, porque pensaron que José se iba a vengar
de ellos.
Pero José enseguida los abrazó llorando emocionado,
empezando por Benjamín.
Le pidieron perdón por lo que habían hecho con él. Le
dijeron que estaban muy arrepentidos de lo que habían hecho.
Los perdonó tanto que les dijo que Dios los había usado para que él llegara primero a Egipto y así pudieran alimentarse con lo que él había guardado en los graneros.
Y les pidió que fueran a buscar a su padre, Jacob, para que
vinieran todos a vivir a Egipto.
¿Se imaginan la impresión de Jacob? Tu hijo José
no está muerto, le dijeron. Es el gobernador de todo Egipto y te manda a
buscar para que nos instalemos allá.
Le dio orden a José para que instalara a Jacob, sus hijos, sus familias y sus ganados en la mejor zona de todo Egipto. Eran 50 personas las que se instalaron en Egipto.
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